¡Queridos hijos! Me alegro con vosotros y os invito a a la oración. Hijos míos, orad por mi intención. Vuestras oraciones me son necesarias, a través de ellas deseo acercaros aún más a Dios. Él es vuestra salvación. Dios me envía a ayudaros y a guiaros al Paraíso que es vuestra meta. Por eso, hijos míos, orad, orad, orad. Gracias por haber respondido a mi llamada.
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Mensaje del 25 de Septiembre de 1994
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Mensaje del 25 de Agosto de 1994
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Mensaje del 25 de Julio de 1994
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Mensaje del 25 de Junio de 1994
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Mensaje del 25 de Mayo de 1994
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Mensaje del 25 de Marzo de 1994
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Mensaje del 25 de Diciembre de 1993
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