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Mensaje del 17 de octubre de 1985

Queridos hijos, cada cosa tiene su tiempo. Hoy os invito a comenzar a trabajar en vuestros corazones. Ahora que habéis terminado todos los trabajos del campo, encontráis tiempo para limpiar hasta los rincones menos importantes, pero dejáis de lado vuestros corazones. Trabajad más y, con amor, limpiad cada rincón de vuestro corazón. Gracias por haber respondido a mi llamada.

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