Mensaje del 25 de Mayo de 1992

«¡Queridos hijos! También hoy, os invito a la oración para que por medio de la oración, os acerquéis aún más a Dios. estoy con vosotros y deseo guiaros por el camino de la salvación que Jesús os ofrece. Día a día estoy más y más cerca de vosotros, aunque no seáis conscientes de ello y no queráis admitir que estáis muy poco unidos a mí en la oración. Cuando llegan las tentaciones y los problemas, vosotros decís: ‘Oh Dios, Oh María, ¿dónde estáis?’.  Yo tan solo espero a que vosotros me deis vuestro Sí, de tal manera que Yo pueda transmitirlo a Jesús y El os llene de gracia. Por eso, una vez más, aceptad mi llamada y comenzad de nuevo a orar, hasta que la oración se convierta en alegría para vosotros y entonces descubriréis que Dios es Todopoderoso en vuestras vidas cotidianas. Estoy con vosotros y os espero. Gracias por haber respondido a mi llamada»