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María Rosa y Gino Sorenzo, un matrimonio italiano, han visitado Medjugorje por centésima vez. Vienen del Santuario de San Antonio de Padua (Italia) y llevan trayendo peregrinos desde su país ocho veces al año. Ya el año anterior trajeron 28 autobuses a Medjugorje. María Rosa vino por vez primera a Medjugorje en 1988 y volvió a nuestro país con su familia en 1993, en plena guerra. «Nuestra Señora ha cambiado nuestros corazones y me gustaría que todos vivieran esta experiencia. Medjugorje es un regalo, un oasis de paz. Hay que vivir la realidad de Medjugorje y abrir nuestros corazones. Sólo con su ayuda podremos solucionar todos nuestros problemas. Los mensajes de la Reina de La Paz, sus palabras, deberían llegar a todos los rincones del mundo». «Cada uno de nosotros vive una experiencia diferente en Medjugorje. Medjugorje es conversión, una realidad que necesitamos aceptar y entender con seriedad. Quisiera invitar al mundo entero a visitar este lugar», declaraba Gino.

El Padre Felice ha sido además de su director espiritual quien ha acompañado a sus grupos de peregrinación durante años. Confesó a un señor que no se había confesado en 58 años. «Ese es el mayor milagro del que he sido testigo en estos años», afirmaba María Rosa.

Fuente: www.centromedjugorje.org

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